QUÉ ES EL CUERPO. ¿Es algo más que un soporte biológico?
Tradicionalmente, el concepto de cuerpo ha sido opuesto al de psiquismo. Este dualismo fue transformado tras los estudios de Freud sobre el fenómeno de la conversión y la pulsión y el desarrollo del concepto de cuerpo e imagen llevado a cabo por Lacan. Hoy, nos centraremos en las aportaciones freudianas…
A través de su actividad clínica con la histeria, Freud descubrió que el cuerpo era especialmente sensible a reflejar los conflictos inconscientes. A este proceso le llamó conversión, de ahí el nombre de histeria de conversión. En 1905, precisó que las representaciones reprimidas hablaban en el cuerpo… Los síntomas histéricos eran mensajes, codificados, semejantes a los jeroglíficos, dirigidos por el sujeto a quién quisiera entenderlos, con la esperanza y el temor simultáneos de que ese otro pudiera descifrarlos…
De alguna forma, al transformarse el dualismo, estamos aludiendo a que el cuerpo y la mente son probablemente dos caras del mismo objeto: el ser humano. Es decir, se trata de lecturas desde distintas manifestaciones, sí, pero del mismo objeto.
¿Qué maravilla encuentra Freud en el síntoma histérico que le hace renunciar a un brillante porvenir como médico? Debe ser algo muy importante. Lo que descubre es el inconsciente, que produce efectos de una realidad tan palpable y evidente como el síntoma histérico.
El psicoanálisis establece que todo síntoma posee un sentido y se halla enlazado estrechamente a la vida psíquica del sujeto. Lo reprimido retorna por medio de los síntomas, correspondiendo así la “enfermedad” a un fracaso de la represión. Sin embargo los sujetos ignoran siempre el sentido de sus síntomas, pero el análisis revela que tales síntomas son producto de procesos inconscientes. El sentido de los síntomas es inconsciente, los procesos conscientes no engendran síntomas neuróticos, pero además en el momento mismo en que procesos inconscientes se hacen conscientes desaparecen los síntomas, es en lo que consiste el procedimiento terapéutico.
Desde Freud el síntoma se forma como sustitución de algo que no ha conseguido manifestarse al exterior. Ciertos procesos psíquicos que hubieran debido desarrollarse normalmente hasta llegar a la conciencia, han visto interrumpidos o perturbado su curso por una causa cualquiera y obligados a permanecer inconscientes, han dado en cambio origen al síntoma. La represión constituye la condición preliminar de la formación de síntomas.
La conversión es un proceso de inervación somática donde un conflicto psíquico se convierte en un síntoma somático. Por ejemplo las parálisis histéricas son independientes de la anatomía del sistema nervioso, en la parálisis de un brazo o una pierna, estos “órganos” no se comportan como órganos sino como significantes. Por ejemplo el caso de Isabel de R. –que Freud analiza– cuyo síntoma es la parálisis de sus piernas, este síntoma de “no poder caminar”, tiene que ver con la familia, es más bien la familia “la que no camina”, y ella lo representa a través de la parálisis de sus piernas.
En este punto la histeria rompe con los esquemas médicos, el médico no puede entender por qué, por ejemplo solamente hay parálisis del brazo independientemente del mapa neurofisiológico. Esto es porque en la histeria se toma el brazo como un significante de la cadena discursiva, posible de ser sustituido por otro significante, en el cuerpo.
Como vemos, el cuerpo, desde el psicoanálisis, es mirado desde una perspectiva distinta que desde la medicina. Exploremos esto un poco más…
Medicina y psicoanálisis
Desde la medicina, el organismo es considerado como una entidad descriptible, como un instrumento que cumple una función o funciones que se ejercitan a través de un conjunto de órganos concertados en la estructura corporal, en la cual pueden aislarse distintos componentes.
Desde el psicoanálisis, el cuerpo es el que vehiculiza los efectos del discurso… Es más una consecuencia de lo simbólico, de la cultura en definitiva.
La medicina siempre actúa sobre dos fundamentos convencionales: patología y terapéutica. La enfermedad desde esta perspectiva se define como una alteración de la salud y Salud como normalidad funcional del organismo. Toda dolencia es manifestación de falta de salud o desarreglo funcional. El organismo es el sitio donde la enfermedad se manifiesta, que la medicina observa, describe, designa y clasifica. Para realizar esta práctica, la medicina produce en tanto que objetos de conocimiento, el concepto de enfermedades que luego deberá explicar. Así las enfermedades son efectos visibles, objetos de conocimiento. La enfermedad representa para quien la padece una pérdida, una desventaja, un sufrimiento, una limitación, un displacer.
El sujeto acude al médico no sólo esperando la curación, sino también espera que se le autentifique como enfermo. El médico estudia desde este sentido: la enfermedad no es el paciente mismo. Se separa la enfermedad del sujeto, el sujeto ya no es sujeto… es un miembro amputado por ejemplo, eso es lo que interesa y a eso se aferra tanto el médico como el paciente.
Desde esta perspectiva, no se tiene en cuenta el sujeto… Basta acercarse a un hospital público para comprobarlo. Es habitual encontrarse con grandes colas, esperas de 2 o 4 horas, enfermeras con caras largas y médicos que apenas informan al sujeto, sencillamente porque en él no está puesto el acento.
Desde el psicoanálisis, se tiene en cuenta sobre todo al sujeto, no es vivida de la misma forma una lesión para un sujeto que para otro. Hay que tener en cuenta sus recursos psíquicos para poder enfrentarse a esa lesión y darle un sentido de construcción.
Es el psicoanálisis el que nos ha dado la posibilidad de hacer otra escucha. La atención no sólo estará puesta en el dolor o sufrir del sujeto, sino en la especial forma de relatarlo. La formación médica pone el acento en el fenómeno (observación del paciente), el psicoanálisis debe atender a la estructura, es decir atiende a la dimensión del sujeto, apunta en la dirección de desplazar el acento puesto en el cuerpo anatómico.
La medicina responde al ideal del sujeto unificado como bienestar. Para el psicoanálisis, el sujeto está partido o barrado por efecto del lenguaje.
B.C.
INUPSI
inupsi.com
excelente apreciacion