FREUD Y LA EDUCACIÓN (SEXUAL)
Nos basamos en Catherine Millot y su libro: “Freud Antipedagogo”. Un texto excelente.
En 1908, Freud escribe “La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna”. Freud pone en juego una crítica a la educación y a la moral sexual civilizada ya que al prohibir no sólo las manifestaciones de las tendencias perversas sino también las de la sexualidad genital en la etapa adolescente, fuerza a la sexualidad a elegir vías colaterales conducentes a una satisfacción perversa o neurótica.
Freud no sólo se queda ahí, sino que extiende su crítica al considerar que la educación del momento produce graves perjuicios en el desarrollo de las capacidades intelectuales. De acuerdo a su perspectiva, la represión de la sexualidad por la educación resulta excesiva cuando afecta a la curiosidad sexual infantil, pudiendo causar su represión e incluso extinción de la curiosidad intelectual normalmente resultante.
La negación o ceguera de padres y educadores es explicada por la amnesia infantil producto de la represión. Gracias a ella, el adulto se hace extraño tanto a su propia infancia como a la infancia en general. De acuerdo a esto, los excesos de coerción educativa parecen proporcionales a la intensidad de las represiones del educador. Ello le lleva a Freud a aconsejar un psicoanálisis personal a los educadores.
Por otro lado, la confianza del niño en la palabra de sus padres resultará así definitivamente quebrantada, y con ella su autoridad. Lo que no puede ser dicho, tampoco puede ser conscientemente pensado, porque para el niño el otro conoce todos los pensamientos y éstos se vuelven tan culpables y peligrosos como las palabras o los actos. De este modo, lo Inconsciente sería aquello que el otro no tiene que saber, y el modo más seguro de lograrlo es además disimulárselo a uno mismo.
De acuerdo con esto, la censura ejercida sobre la palabra constituye un error educativo de suma importancia, ya que provoca la formación se síntomas neuróticos por los cuales retornará la verdad reprimida, y además compromete la independencia del pensamiento, es decir, el ejercicio mismo de la función intelectual. En el texto “La ilustración sexual del niño”, Freud dice:
“No hay duda de que si la intención del educador es ahogar lo antes posible toda tentativa del niño por pensar en forma independiente, en provecho de la tan valorada honestidad, nada le ayudará mejor a ello que desorientarlo en el plano sexual e intimidarlo en el terreno religioso”.
Esta es la postura freudiana en sus primeras teorizaciones. Una postura que parece equilibrada de acuerdo con la teoría psicoanalítica. Sin embargo, más adelante, en “Análisis terminable e interminable”, Freud afirma haber sobreestimado el efecto preventivo de las explicaciones de orden sexual dadas a los niños. Afirma que aunque se hayan aumentado los conocimientos de los niños, éstos conservan sus propias teorías sexuales, más conformes con su organización libidinal. La escisión psíquica, cuya responsabilidad atribuía Freud a la censura educativa, no se produce menos cuando se suministran explicaciones sexuales. Freud, en el texto nombrado, dice: “Los niños se comportan como primitivos a los que se les ha inculcado el cristianismo y que a escondidas siguen adorando a sus antiguos ídolos”.
A pesar de ello, Freud no repudió por ello la educación sexual. Aunque no siempre basta para permitir al niño la superación de sus dificultades, no le hace correr el mismo riesgo que los tradicionales tapujos, cuyo más claro efecto era introducir la desconfianza en las relaciones entre niños y adultos.
J.C.P
INUPSI