HABLEMOS. Busquemos palabras al nacionalismo en entredicho

Nos consideramos de ideología de izquierdas y no, no se trata de decir, como el PSOE, que somos la izquierda. No somos tan osados, no consideramos que representemos a una izquierda que, por definición, es muy heterogénea, pero si consideramos que la palabra izquierda nos define mejor de acuerdo con una cierta posición subversiva. No podemos negar que somos psicoanalistas… La izquierda se relaciona con lo subversivo, con lo que no sigue el orden establecido, con aquello que insiste desde una insatisfacción con el orden establecido. La derecha es el orden y mantener la tradición, la izquierda es lo siniestro, es lo que va contra ese orden…

La izquierda no se resigna, por mucho que se reprima. Recordemos que hasta no hace mucho a los niños zurdos se les reprimía, aunque ello significará crear problemas de aprendizaje y psíquicos. Felizmente, los zurdos prácticamente han ganado su derecho a su subversión… La izquierda no se resigna a admitir el camino que estamos viendo en la política española actual.

No somos nacionalistas por definición y, en ese sentido, agradecemos a Piqué, jugador catalán de la selección española de futbol, sus palabras. No se trata de naciones, no se trata de estados, no se trata de exclusividad de los otros. Y esto, que es de sentido común, nos lo están fastidiando los políticos con su forma de actuar.

Pensamos que tanto los nacionalistas españoles como los catalanes están creando una pantalla imaginaria que pretende ser real, que realmente tapa lo real, lo que simbólicamente está ordenando nuestra realidad. Ello no es otra cosa que el orden político económico establecido y eso es la derecha…

Nos da lo mismo quién esté al frente del estado, sea catalán o español, si sigue representando un poder económico y una desigualdad en la sociedad.

No sabemos dónde está la CUP. Se consideran anticapitalistas pero ponen por delante una lucha que tiene que ver más con intereses capitalistas. Y sí, podemos entender muchas cosas, se trata de un momento especial, pero el fin no justifica los medios. Y sí, nuevamente somos subversivos y ello nos obliga a poner una ética por delante…

Tampoco sabemos qué coño quiere decir el llamado Rey de España. Pesábamos, por su edad y trayectoria, que su posición podría ser distinta y favorecer el diálogo pero parece que ha preferido tomar partido por la posición del PP y agarrase al cargo que ostenta que por cierto, no consideramos legítimo ya que no es por elección democrática. No creemos en la derecha, ya lo hemos dicho pero pensábamos que podría, el ciudadano llamado rey, haber tenido mayor perspectiva de estado.

Consideramos que hemos llegado a una situación muy problemática dónde los ciudadanos, influidos claramente por los medios de comunicación, a su vez dirigidos por los políticos que ostentan el poder, a su vez dirigidos por intereses capitalistas, están al borde de una situación irracional ya que lo que se pone en juego es al aspecto emocional y afectivo. El ser humano necesita tener modelos de identificación que le den identidad y los nacionalismos inciden y sacan partido de ello. Y eso es la derecha, defender un orden establecido que, ahora sí, le vamos a poner un nombre: es un orden perverso. Y es perverso porque defiende algo establecido que cronifica la desigualdad y la condena de muchos ciudadanos.

Nos atrevemos a decir que las dos posiciones nacionalistas (española y catalana) son emblemas de la sociedad actual, una sociedad donde se vende que la felicidad existe y que sólo es cuestión de consumir. En este caso, se trata de consumir la ideología nacionalista… Y eso implica un goce de totalidad en el encierro narcisista en uno mismo y ese uno mismo parece que se asocia con un sentimiento nacionalista que implica que cómo lo mío no hay nada, que el aire que se respira en mi nación es mejor porque vosotros no sabéis tratar el aire, que nosotros sabemos manejar mejor la economía, etc… El problema es que ello lo proclama y fomenta un sistema capitalista, estén en un lado o en otro… El goce tiene que ver con lo destructivo y excluyente al diferente.

Desde esta perspectiva, pedimos y, más, exigimos diálogo. Hablemos realmente y progresemos hacia un nuevo orden simbólico de la sociedad española. La realidad social y el declive político lo exigen.

Ya no nos vale la postura inmovilista de los dos lados. Son incendiarios y están guiados por un goce imposible. No nos valen sus representantes. Y por favor, no acudan ahora, a estas alturas del partido, a la Iglesia. Es que es de risa. Es como si volvieran hacia el pasado y se empecinarán en dar un poder a la Iglesia en política cuando no queremos eso. Ni el Islam ni el cristianismo ni ninguna religión tienen que regir la política de un país. No se trata del orden divino,  volveríamos a la derecha, se trata de un orden simbólico de sentido común, de convivencia y con un compromiso ético de buscar la igualdad, de borrar fronteras o de federalismo  si quieren… pero no de una lucha de notables…

Por favor,  HABLEMOS!!!

 J.C.P.

INUPSI