Freud procede a través de las objeciones supuestas o reales que se pueden hacer a sus teorías, a través de lo que para él son cuestiones que vale la pena responder. Respecto de la interpretación de los sueños toma aquella que dice que “en verdad no conocemos al sueño que pretendemos interpretar; más correctamente: que no tenemos certidumbre alguna de conocerlo tal como en la realidad fue”. A ello Freud responde que todas las desfiguraciones son producto de la censura psíquica.

“Tratamos como a un texto sagrado lo que en opinión de otros autores no sería sino una improvisación arbitraria”, refiriéndose al relato del sueño. Porque según él, nada tiene de arbitraria la reconstrucción del sueño, al contrario está sometida al “determinismo dentro de lo psíquico” .A sus reglas está sometida también la duda sobre la corrección del recuerdo.

El psicoanálisis postula que “todo aquello que perturba la prosecución del trabajo es una resistencia” y en una nota al pie aclara: “por más que el suceso perturbador sea real e independiente del paciente, a menudo depende de éste el grado de perturbación a que da lugar, y la resistencia se evidencia inequívocamente en el pronto y desmedido aprovechamiento de una oportunidad tal”. Freud admitía límites a la interpretación de un sueño, pero de índole distinta a la resistencia.

La pregunta que para él se sigue es “¿qué fue lo que en general posibilitó que el sueño se formara en contra de esa resistencia?” e hipotetiza que la resistencia pierde poder durante el dormir.

La siguiente objeción que toma para proseguir su investigación es aquella según la cual “nada tiene de asombroso que desde un elemento singular del sueño lleguemos a alguna parte” . A ella opone “las sorprendentes conexiones con otros elementos oníricos que se establecen mientras se persigue a las representaciones singulares” y propone que nada de ello podría “alcanzarse si no es a remolque de conexiones psíquicas ya existentes”. Del mismo modo, nos dice, que procedemos a la interpretación de los síntomas histéricos.

Pero, sigue la objeción, ¿Cómo es posible alcanzar una meta preexistente? tras unos pensamientos a la deriva. Es que no existe tal deriva más que en apariencia: ocurre que “con el abandono de las representaciones-meta conscientes se entrega a unas representaciones-meta ocultas el gobierno sobre el decurso de las representaciones”.

Por tanto que los sueños no se conserven fácilmente en la memoria es para algunos, muestra de su escaso valor anímico. Pero no así para Freud que entiende esa dificultad como una característica propia del sueño que no ha de ser ajeno al resto de procesos psíquicos.

INUPSI

Extracto del curso “Especialista en Psicoanálisis

Esta entrada tiene un comentario

  1. Miquel Garcia

    Muy interesante texto, es agradable encontrar lugares donde se enseña el psicoanalisis. Curso muy recomendable de realizar

Comentarios cerrados.