PSICOLOGÍA DEL TERRORISMO
La definición del término, aunque aparentemente todos sabemos a qué nos referimos, no es fácil. Por ello, podemos comenzar con una definición muy general que pueda implicar un acuerdo amplio: “Terrorismo son aquellas acciones o amenazas que implican el uso de la violencia como medio para alcanzar algún tipo de efecto dentro de un contexto político.”
La gran mayoría de los grupos denominados terroristas son colectivos relativamente pequeños y clandestinos o semiclandestinos guiados por ideologías religiosas o políticas que se proponen derrocar o, al menos, desestabilizar a un régimen o una autoridad local o extranjera, por medio de actos y amenazas de violencia.
Pero por otro lado, los estados y los gobiernos han sido responsables de actos de violencia igual de intensos, Y podemos decir que más censurables puesto que cuentan con más medios. Además de las guerras convencionales, los estados han luchado desde la ilegalidad contra el propio terrorismo y contra otros movimientos sociales.
En todo caso, el consenso remite a que se prefiere utilizar la palabra terrorismo para designar a la violencia que parece emerger desde abajo a la violencia que viene impuesta desde arriba.
Una característica importante del terrorismo es que los terroristas distinguen entre el objetivo inmediato de violencia y terror y el objetivo global del terror. Esto es, entre la víctima inmediata del terrorista y el adversario del terrorismo, para la mayoría un gobierno. Los atentados del 11-S provocaron la muerte de casi tres mil personas y estas víctimas guardaban en realidad una relación muy distante con los verdaderos adversarios de los terroristas: el gobierno estadounidense. La intención era humillar al gobierno y sembrar el terror en toda la población.
Teniendo en cuenta las expectativas de Al Qaeda de desestabilizar políticamente y de galvanizar los sentimientos islámicos fundamentalistas contra los intereses occidentales, resultan evidentes las ventajas del terrorismo como herramienta táctica, estratégica y psicopolítica para extremistas no representados por partidos políticos convencionales.
En esta dirección, podemos entender el terrorismo como una guerra psicológica. Las diferencias entre el terrorismo y otro tipo de conflictos son de naturaleza psicológica. Según Anderson “Los grupos terroristas no viven atemorizados por sus gobiernos, sino que los ciudadanos viven atemorizados por los terroristas”. Ello implica que el terror es lo que se intenta propagar. El terror describe un estado psicológico de temor contante, asociado a un nivel anormalmente alto de inquietud psicofisiológica.
Lo que se persigue con el pánico y el terror es intentar crear las condiciones que puedan dar lugar a plantear cambios políticos o agitación social.
En base a estos supuestos y todo lo que hemos comentado anteriormente, Schmid dice que la mejor definición de terrorismo es aquella en la que está de acuerdo la mayoría de la gente y propone la siguiente:
“El terrorismo es un método para causar ansiedad que consiste en realizar acciones violentas repetidas que es empleado por individuos, grupos o elementos semiestatales clandestinos por razones políticas, criminales, o de idiosincrasia, y en los que las víctimas directas de la violencia no son (a diferencia de los casos de magnicidio o asesinato político) el objetivo final. Los blancos inmediatos de la violencia se eligen en general o bien de forma selectiva (por el valor simbólico) o bien de forma aleatoria y sirven para generar un mensaje. Entre terroristas, víctimas potenciales y objetivos finales se emplean procesos de comunicación a base de amenazas o de violencia con el fin de manipular el objetivo final (audiencia), haciéndolo blanco del terror, de exigencias o de la atención pública, según se posean fines intimidatorios, coercitivos o propagandísticos.”
Al considerar el terrorismo como un arma disponible para una amplia variedad de grupos tanto no estatales como estatales, se reconoce que no es exclusivo de los grupos opuestos a un régimen o estado. De esta forma vemos que es más útil ver el terrorismo como algo que se hace y no que se es.
B. C.
INUPSI