violencia de genero EL MATRIARCADO Y EL PATRIARCADO

Tradicionalmente se ha considerado que el patriarcado consiste en un sistema inherente a la sociedad. Fue el filósofo suizo Johann Kakob Bachofen quién con la publicación en 1861 de su obra “el matriarcado” el que propuso la idea de un matriarcado.  Bachofen es el gran iniciador de los estudios sobre los orígenes del matriarcado (Muterrecht), de  la “cultura ginecocrática” en la antigüedad. Pensador e investigador del siglo XIX, docente colega de Nietzsche en la Universidad de Basilea.

En cuanto a su desarrollo, o más bien a su orientación intelectual, comienza haciendo un estudio acerca del derecho greco- romano en la Antigüedad, a raíz de lo cual publica El derecho natural y el derecho histórico (1841). Este primer tratado lo lleva posteriormente a investigar acerca de los distintos niveles culturales y antropológicos que subyacen al Derecho de cada pueblo; de aquí surge la célebre obra “El Derecho materno”. Ahondando cada vez más en este ámbito cultural y antropológico de los pueblos, fundamenta su tesis del matriarcado como estrato cultural anterior al patriarcado y, en consecuencia, como matriz fundante de la cultura occidental, a partir de una serie realmente brillante de correspondencias que hace entre las relaciones que se dan entre los sexos masculino y femenino y el orden religioso, el social y jurídico de cada período cultural o histórico que va articulando.

Pasando al fenómeno concreto de los estadios que distingue Bachofen, se recortan tres momentos esenciales:

– Un primer estadio simbolizado por la diosa Afrodita en el que hay una absoluta identificación con el principio material femenino de la naturaleza, en donde no hay ningún tipo de mediación y, en consecuencia, la comunión es de carácter indiferenciado ya que no existe todavía la regulación a través del matrimonio.

El derecho natural que rige para este tipo de comunidad está basado en el crecimiento silvestre y la procreación de la tierra, esto es, la imagen de la tierra como “Madre incesante”, como dadora permanente de vida sin límite alguno, a la vez que es la que recibe en su seno al ser que muere.

– Un segundo estadio simbolizado por Démeter. Si bien se sigue la relación de absoluta identificación que posee el afrodítico, esta vez está dada por medio de la relación matrimonial, que une al hombre con la mujer en un plano, y con la tierra en otro a través de la agricultura. De esta manera, la tierra, trabajada de manera exclusiva por cada individuo, se presenta como imagen y prototipo de una unión íntima, duradera y exclusiva ante la relación entre el hombre y la mujer.

Es así que el derecho natural está basado en la regulación de la agricultura sobre la procreación de la tierra.

– Un tercer estadio simbolizado por Apolo, que marca el paso decisivo de lo matriarcal hacia lo patriarcal. Del reinado de las divinidades ctónicas se abre camino el héroe solar uránico. El hombre se emancipa de la naturaleza, diferenciándose radicalmente en la concepción que tiene de ella de los dos períodos anteriores. Se da primacía al desarrollo individual y al espíritu- razón, relegando lo material-femenino al ámbito de lo corporal.

 

INUPSI

Extracto de la formación “Especialista de Violencia de Género