APARATO PSÍQUICO
Desde el psicoanálisis, al referirnos al aparato psíquico no nos referimos a una estructuración localizable en el cerebro. Hacemos referencia a un esquema figurativo, una metáfora incluso, que nos permite explicar el funcionamiento psíquico desde tres perspectivas fundamentalmente: Dinámica, tópica y económica…
El punto de vista dinámico hace referencia a que, en el psiquismo, se produce continuamente una lucha entre fuerzas antagónicas. Desde este modelo se pone en juego sobre todo las relaciones entre el consciente y el inconsciente, unas relaciones basadas en el conflicto. Las fuerzas antagónicas que se ponen en juego son fuerzas pulsionales, se pone en juego un dinámica pulsional dualista. La orientación dinámica implica la consideración del concepto de fuerza y empuje (drang de las pulsiones). En los textos de Freud, el adjetivo dinámico sirve para designar las características especialmente del inconsciente
El punto de vista tópico alude a una representación espacial del funcionamiento del aparato psíquico. Freud, en 1900, introduce una primera tópica en donde las instancias son el inconsciente, la percepción-conciencia y el preconsciente. En 1920, elabora una segunda tópica donde introduce el ello, el yo y el superyó.
El punto de vista económico parte de la experiencia clínica y señala que una energía mensurable circula por el aparato psíquico ligándose a determinadas representaciones y produciendo investimentos. Según este modelo, los procesos psíquicos consisten en la circulación y distribución de una energía cuantificable y susceptible de aumento, disminución y equivalencia. El objetivo del aparato psíquico es conseguir un cierto equilibrio… Así por ejemplo, podemos ver como parece buscarse tener un equilibrio entre la libido del yo y la libido objetal. Con ello nos adentramos incluso en el terreno del narcisismo. De lo que se trata es de un continuo trabajo que equilibre las excitaciones tanto internas como externas…
La hipótesis económica conlleva la idea de mantener siempre un nivel de energía lo más bajo posible… De tal forma que el trabajo que realiza es múltiple: transferencia de energía libre a ligada, desplazamiento de cargas de energías, elaboración, etc… Es aquí donde surgen los procesos de desplazamiento y condensación energética…
En la base al enfoque económico, se pueden estructurar tres principios que están en la base del intercambio de energías. Se trata del principio de constancia, el principio del placer y el principio de realidad.
Según el principio de constancia, el aparato psíquico, tiende a mantener la cantidad de excitación en él contenida a un nivel tan bajo o, por lo menos, tan constante como sea posible. Esta constancia se obtiene mediante la descarga de energía ya existente, la evitación de lo que pudiera aumentar la cantidad de excitación y la defensa contra ese aumento. El principio de constancia es el fundamento económico del principio del placer.
El principio del placer es un principio que junto con el principio de realidad, gobierna la actividad mental. Se parte del supuesto que el conjunto de la actividad psíquica tiene la finalidad de evitar el displacer y procurar el placer. El placer va ligado a la disminución de las cantidades de excitación. Para Freud el placer no era el fin en sí mismo, sino que nuestros actos vienen determinados por el placer o displacer producidos en el presente por la representación que tenemos de ellos.
Aunque en principio el principio de constancia fundamenta el principio del placer, las elaboraciones freudianas que se dan en “Más allá del principio del placer” le llevan a observar que el principio del placer se puede hallar en oposición al principio de constancia, ya que tiene que ver con una energía más libre que en la constancia, donde se encuentra más ligada… Pareciera que el placer va más allá… Más allá, el goce… Más allá, Thánatos…
El otro gran principio que rige el funcionamiento mental es el principio de realidad. Forma un par con el principio de placer, al cual modifica. En la medida que logra imponerse como principio regulador, la búsqueda de la satisfacción ya no se efectúa por los caminos más cortos a los que empuja la pulsión, sino mediante rodeos, y aplaza su resultado en función de las condiciones impuestas por el mundo exterior.
Desde el punto de vista económico, el principio de realidad corresponde a una transformación de la energía libre en energía ligada. Desde el punto de vista tópico, caracteriza sobre todo al sistema preconsciente-consciente. Desde el punto de vista dinámico, pareciera que el principio de realidad se puede basar sobre cierto tipo de energía pulsional que se hallaría al servicio del yo.
Como vemos, los tres puntos de vista nos sirven para articular los conceptos y comprender en sus diversas caras este aparato psíquico que nos habita.
Pero sigamos… ¿Cuál es la energía invocada constantemente? Tiene que ver evidentemente con el empuje de la pulsión. Es aquí donde Freud introduce la libido como energía substrato de las pulsiones sexuales. Una energía que circula entre la catexis libidinal del yo y la catexis de los objetos.
La libido se puede definir como la energía que surge como substrato de las transformaciones de la pulsión sexual, en cuanto al objeto (desplazamiento), el fin (sublimación) y en cuanto a la fuente de excitación sexual (diversidad de las zonas erógenas).
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