adolescente QUIERO SEGUIR SIENDO ADOLESCENTE

(El Mito de la eterna adolescencia)

 La adolescencia es un periodo de pasaje que separa la infancia de la edad adulta. A lo que más se parece es al nacimiento…se trata, efectivamente de un nacimiento al mundo de las responsabilidades, a la sexualidad, a la edad adulta…Un pasaje que exige renunciar al niño que hay dentro de nosotros, se trata de una nueva frustración en la vida, se trata de un nuevo duelo…uno de los duelos más complicados que nos exige la vida.

Y como todo duelo, se pone en juego una pérdida (de la identidad infantil en este caso), una pérdida para poder ganar una identidad distinta, adulta.

En los países llamados desarrollados de la sociedad occidental, la adolescencia se ha convertido en gran medida en la edad modelo e ideal, y efectivamente para muchos en la edad más prolongada de la vida, tanto desde el punto de vista subjetivo como desde la perspectiva de las ideologías dominantes y de la organización socioeconómica misma, en tanto el adolescente de nuestros días es un consumidor activo; esto es válido aún para las capas más marginales de la población, tanto aquellos que por falta de recursos están relativamente fuera del ciclo de producción y consumo generado por el discurso capitalista, como aquellos que pertenecen a los sectores aristocráticos tradicionales para quienes el modelo familiar antiguo todavía tiene peso. Para todos, la adolescencia se ha extendido en el tiempo y en el espacio.

Para Philippe Ariès, antes de la revolución industrial, la adolescencia era reconocida como una edad entre otras, pero con duración bien delimitada.

En el período en que nos toca vivir, desde aún antes del comienzo del último cuarto del siglo XX ser adolescente es el ideal tanto de niños pequeños como de adultos “maduros”, de escolares y de profesionales, de prepúberes y de quienes tienen que prestar atención al peso y al nivel de colesterol.

En las sociedades en las que aún ahora los ritos de iniciación marcan la entrada del sujeto en la madurez sexual, la pubertad recibe una definición temporal mucho más reducida y precisa que en nuestras sociedades industrialmente desarrolladas, en las que las marcas culturales para la pubertad existen pero son más indefinidas en el tiempo.

¿Pero qué nos pasa?… Pareciera que no queremos ganar, pareciera que somos conservadores de un estatus infantil que no queremos perder…

Así nos va… 

B.C.

INUPSI