El estudio del bullying comienza a partir de los años 70, donde se empieza a observar agresiones entre estudiantes en los centros educativos en diferentes países. Una problemática importante dada su existencia en todos los niveles educativos y que ahora se encuentra de moda en las escuelas, en donde los jóvenes resuelven sus diferencias con peleas o agresiones, las cuales son grabadas y subidas a Internet, acrecentándose otra forma de agresión que es el cyberbullying.

El término Bullying se utiliza en la escuela para connotar un comportamiento agresivo o el acto intencional de hacer daño a algún o alguna estudiante, de manera constante durante un periodo de tiempo, y en el que existe una relación interpersonal caracterizada por una asimetría de poder.

Barri, en 2006, lo define de la siguiente forma: El bullying trata de un acoso sistemático, que se produce reiteradamente en el tiempo por parte de uno o varios acosadores a una o varias víctimas; tiene lugar ante un grupo que o bien permanece como espectador silencioso o participa activamente acosando en mayor o menor grado y, en general, no existe una disputa previa entre acosadores y acosados.

Existen varios tipos de bullying siendo los principales: el físico, verbal y gesticular. En la actualidad se incluye otro tipo, el cyberbullying.

El bullying físico incluye toda acción corporal como golpes empujones, patadas, formas de encierro o daño a pertenencias. Además de que estas acciones constituyen la forma más habitual de bullying, es importante hacer notar que los últimos años se ha mezclado con diversas formas de abuso sexual.

El bullying verbal se incluye acciones no corporales pero igualmente dañinas, como poner apodos, insultar, amenazar, generar rumores, expresar dichos raciales o sexistas con la finalidad de discriminar, difundir chismes, realizar acciones de exclusión, bromas insultantes y repetidas,

etc. Para pensar en este tipo de Bullying es imprescindible tomar en cuenta que los niños son mucho más sensibles que los adultos ante estas cuestiones.

En el bullying gesticular las agresiones son más difíciles de detectar, ya que pueden consistir en una mirada, una señal obscena, una cara desagradable, un gesto, etc. Se trata de formas de agresión, amenaza o exclusión que por lo común se lleva acabó a espaldas de cualquier persona que pudiese advertir la situación y, en consecuencia, ayudan a quien expresa estos gestos o señas a permanecer en el anonimato.

El cyberbullying es un fenómeno nuevo, derivado de los grandes avances tecnológicos. Tanto Internet como la telefonía surgieron como canales de comunicación que en muy poco tiempo se han vuelto necesarios en todo el mundo y que también son usados para agredir.

En el Bullying se da la intervención de varios participantes entre los que se observan principalmente según González y Patlán (2009):

• Bully (abusón o agresor).

• Bulleado (víctima).

• Espectadores o Testigos.

Se hacen partícipes tanto quienes ejercen la violencia, quienes la reciben, así como los testigos que juegan un papel de gran relevancia en este fenómeno (Cesar y Giacomondo, 2009).

También hay un otro hacia el que también se dirige la escena, aunque no esté… La escena del acoso incluye al acosador, la víctima, los testigos y el Otro adulto (padres, docentes).

Lugo es importante la respuesta de ese otro, que en el fondo es lo que más importa. ¿Cómo puede reaccionar ese otro, adulto, docente o tutor? A encontrar respuestas nos aventuramos en nuestra próxima formación que ya estamos elaborando sobre acoso escolar, prevención, detección e intervención.

El acoso escolar afecta en la calidad en el aprendizaje y las relaciones humanas pueden sufrir un notable descenso, pues hay un ambiente de falta de normas y de límites, a la vez que la indecisión y caos en el alumnado.

La visibilización del fenómeno se ha producido en el ámbito académico pero además en el social. Hasta hace no muchos años, frente algunos hechos o formas de relacionarse en la escuela, la frase que circulaba era “es cosa de chicos” obturando con ello la posibilidad de pensar y hacer algo al respecto. Si bien no toda burla o gesto, etc. es bullying, merece destacarse la lupa puesta en la violencia, el acoso y el hostigamiento que puede llegar a producirse en la escuela, como así también fuera de ella. Nos parece sumamente importante, siguiendo este cambio social, el tratamiento de las víctimas de bullying, en la medida en que este, como toda vivencia, deja huellas, marcas en quien las vive; lo mismo vale para el “buleador”. Asimismo, pensar que “es cosa de chicos” es no sólo un obstáculo para trabajar sobre algo que genera malestar sino que además conlleva la idea de que los problemas de los chicos son problemas chicos; mientras que por el contrario, este tipo de experiencias pueden tener un efecto durante toda la vida de la persona.

A. B. H.

INUPSI

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