EL NIÑO EN PSICOANÁLISISEL NIÑO EN PSICOANÁLISIS

Para Freud, el niño no es tan inocente y en él se puede verificar la presencia de la sexualidad incluso desde el nacimiento. Fue una verdadera revolución.

Podemos significar las principales ideas que propone:

Los niños sienten mociones pulsionales de las cuales obtienen placer a través de las distintas zonas de su cuerpo. Con ello formula su concepto de autoerotismo.

Este autoerotismo se apuntala en las necesidades vitales del organismo como la nutrición, la defecación, el metabolismo, etc.

Este sujeto infantil opera con fantasías subjetivas que acompañan el proceso de satisfacción pulsional.

El niño elabora teorías sobre el nacimiento, la función del padre en la gestación y la diferencia anatómica de los sexos.

Digamos que la aportación freudiana es subversiva para su tiempo y, en ese sentido, genial.

Una segunda aportación para comprender al niño, la realizó el psicoanalista francés Jacques Lacan. Lacan da un paso más, realizando una lectura de Freud tremendamente talentosa y estructura una articulación de la sexualidad al significante que le permite considerar al niño como un significante que es efecto del lenguaje y no simple desarrollo evolutivo.

Podríamos decir incluso que el niño es un efecto del lenguaje antes de advenir al mundo. Ya antes se suele decidir su nombre y, en todo caso, siempre es nombrado de alguna manera. Digamos que ello alude y significa una existencia más allá del cuerpo biológico. La condición del ser humano de venir inmerso en el lenguaje hace que el sujeto comience su existencia desde el momento en que le es atribuido un nombre, y esta misma condición hace que el sujeto siga existiendo más allá de la muerte biológica del ser vivo.

Concluimos que lo que marca la constitución psíquica no es lo biológico ni un desarrollo natural, ni siquiera la supuesta tendencia natural al aprendizaje que destacaba Piaget. Lo que marca es el encuentro con el lenguaje y, más concretamente con dos significantes representantes de los deseos de los progenitores. Y sobre todo la madre con su deseo de vida o de muerte, un deseo que sea por presencia o por ausencia marca la constitución subjetiva.

La innovación que introduce Lacan es que el niño es un sujeto en pleno ejercicio. Lo simbólico preexiste al sujeto y esto adquiere una gran importancia porque representa una de las coordenadas que se juega en la constitución subjetiva y en la inscripción de ese sujeto en una  estructura,  sea neurótica, psicótica o perversa.

El psicoanálisis ha demostrado que el niño sufre, hace elecciones, es responsable de su forma de goce, es un sujeto atravesado por el lenguaje y ello es lo que origina los cuadros sintomatológicos propios de la infancia: enuresis, hiperactividad, problemas de aprendizaje, etc…

Un sufrimiento que es explicado por el lenguaje, un lenguaje que proviene de sus padres y que le dan un sitio en el mundo a través de demandas que van más allá de sus pulsiones originales, se le dice cuando tiene que dormir, jugar, etc. Este lugar no es claro para el niño, de ahí tendrá que descifrarlo e interpretarlo para incluirse en la vida, llegando a preguntarse ¿Qué quiere mi madre de mí? ¿Qué soy yo para ella?

A estas preguntas llega a través de recurrir al Otro, representado primero por la madre quien en primera instancia es todo poder para el niño, ya que puede darle o quitarle su amor, su protección, su presencia.

Luego el padre que representa la ley en el deseo, en tanto es el que prohíbe y priva al niño del goce sexual con su madre. Se trata del taller edípico de la subjetividad. La necesidad, el deseo y el amor pasan por el lenguaje.

El cachorro humano es un efecto del deseo y lenguaje de sus padres. En ese sentido, es un efecto de la cultura. Un eslabón más del círculo cerrado del lenguaje.

 

J.C.P.

INUPSI

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. JoseP

    Por eso me gusta tanto el psicoanálisis. A pesar del tiempo, sigue siendo realmente subversivo. Me quedo con Lacan cuando critica el discurso cartesiano del pienso, luego existo. Lacan da una vuelta de tuerca y propone: “Pienso donde no soy, luego soy donde no pienso”. El psicoanálisis, el pensamiento freudiano, es subversivo en tanto que nunca va a estar de acuerdo con el consciente del sujeto…

  2. Pedro Lopez

    Es sorprendente observar como la sociedad ha rechazado en muchas ocasiones conceptos del psicoanalisis, segurmanete por el miedo a aceptar cuestiones tan fundamentales como la sexualidad infantil. Aún hoy, en sociedade mas modernas y menos retrogradas que las que le toco vivr a Freud, sigue habiendo un rechazo a los postulados psicoanalíticos, siguen siendo teoría subversivas.

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